sábado, 5 de marzo de 2022

POESIA A LA REINA ISABEL II DESDE ESTADILLA

 

Poesía escrita por la poeta Dolores Cabrera y Heredia en Estadilla el 31 de diciembre de 1851 dedicada a la reina Isabel II de España, por el nacimiento de su hija Isabel nacida en 1851  y al que nombra a sus dos hijos fallecidos anteriormente, Fernando nacido muerto en 1849 y Fernando Francisco fallecido a los cinco minutos de nacer en 1850.

 

 

Dolores Cabrera y Heredia

A S.M. La Reina

Reina, sois muy feliz! tenéis ahora

un ángel en el cielo,

que por vos la bondad de Dios implora,

y otro ángel para amaros en el suelo.

 

A fin que el uno, misteriosa estrella,

en vos su luz derrame,

y el otro, flor tan pura como bella,

Vuestra existencia plácida embalsame.

 

Porque si opresa entre amargura y duelo

Vuestra alma a verse alcanza,

uno os preste la calma y el consuelo,

y el otro os dé el valor y la esperanza.

 

Si el llanto vuestros ojos seductores

empañase algún día,,

como el sol el rocío de las flores,

de ese ángel la sonrisa enjugaría.

 

Y el otro recogiéndolo en su falda,

para vos, al momento

de esas perlas haría la guirnalda

con que el Señor corona el sufrimiento.

 

Sois madre….. y sois feliz! Si Dios, Señora,

si da grandes placeres,

el amor de esa niña encantadora

si impone también grandes deberes.

 

Toca a vuestra solícita ternura

el hacerla dichosa

y el que sea tan cándida y tan pura

como es su madre bella y bondadosa.

 

A vos toca decirla, cuando pueda

Señora, comprenderos,

que solo en hacer bien placer nos queda,

y los demás son todos pasajeros!

 

Que de la torpe adulación el ruido

no escuche: que en la tierra,

el Rey que a la lisonja presta oído,

a la justicia y la verdad lo cierra !.

 

A todos los que sufre, los que gimen

tienda su franca mano,

y dé al pueblo instrucción, porque es el crímen

de la miseria y la ignorancia hermano.

 

Que oiga de la inocencia los clamores

y dé al anciano yerto

apoyo, asilo. A todos los dolores

que esté su noble corazón abierto !

 

Que un príncipe benéfico y prudente

debe ser en el suelo,

como el monte, que si alza su ancha frente,

hasta tocar las nubes en el cielo.

 

Y ellas cubren sus cimas colosales

de nieve blanca y pura,

en su seno, conviértela en randales

que vierte fecundando la llanura.

 

Estadilla 31 de diciembre de 1851

Dolores Cabrera y Heredia





Imagenes y texto correspondientes a la Biblioteca Digital del Patrimonio Cultural de Extremadura

miércoles, 2 de marzo de 2022

ROMANCE DEL NIÑO TORERO


En el año 1973, en el teatro Olimpia, de Huesca, tuvo lugar los II Juegos Florales organizados por la Delegación Provincial de la Sección Femenina para las tres provincias aragonesas, con el patrocinio de las Diputaciones Provinciales, Delegaciones Provinciales de Educación y Ciencia y Ayuntamientos de los distintos partidos judiciales del Alto Aragón. La «Flor natural», al mejor poema de tema libre, fue adjudicada a la niña María Teresa Rosico Ramón con tan solo 14 años, residente en Estadilla Huesca), por su trabajo titulado «Romance del niño torero», que gustosamente reproducimos a continuación;


No llevó traje de luces,

que llevó traje campero,

dos claveles reventones

en el ala del sombrero

y un corazoncito bravo

que no conocía el miedo.

 

Antes de sonar las cinco

plantado estaba en el ruedo,

dirigiendo a los toriles

una mirada de reto.

 

La impasible Presidencia

velaba desde su puesto,

y las chiquillas del barrio,

vestidas de terciopelo,

llenaban el graderío

para aplaudir al torero.

 

La arena dorada ardía,

el sol brillaba en el cielo,

el público se agitaba

como en presagio funesto

y en un lejano reloj

cinco campanadas dieron

con repiques funerarios

agrandados por el eco.

 

Soltaron un toro grande,

que se enamoró de lejos

de aquel capotillo grana

que le enseñaba el torero,

y en un abrazo mortal

niño y toro se fundieron.

 

La Presidencia, confusa,

agitaba sus pañuelos,

el público puesto en pie

permanecía en silencio

y las chiquillas del barrio,

vestidas de terciopelo,

con lágrimas en los ojos

rezaban un padrenuestro

…….

Con nubes blancas y azules

arrastradas por los vientos,

una placita de toros

están haciendo en el cielo.

Hay ángeles monosabios

y hay ángeles mulilleros;

hay oro en lugar de arena,

hay un sol que allí es eterno

y hay un niño que a las cinco

acudió en traje campero

a empezar la fiesta brava

para el público del cielo.

 

La Virgen lleva mantilla

sobre su pelo trigueño

y vestido de volantes

con unos lunares negros.

 

San José sobre su traje

de rústico carpintero

se ha colocado con gracia

un capote de paseo

y el Niño Jesús, tocado

con montera de torero,

aprieta entre sus manilas

un magnífico trofeo.

 

Por el jirón de una nube

ha salido un toro negro,

que mira el capote grana

y le embiste con sus cuernos.

 

Y en lances muy primorosos

se lucen toro y torero.

 

La Virgen manda al chiquillo

un emocionado beso

y San José está agotado

de tanto aplaudir al diestro.

 

El Niño Jesús se lanza

hasta la arena del ruedo

para abrazar al artista,

y entregarle su trofeo.

 

Los ángeles monosabios,

y también los mulilleros,

en sus celestiales hombros

sacan al niño torero.

 

Y cuentan qué en noches claras

aún se divisa, el cortejo,

por caminitos de estrellas

y por rutas de luceros.


Artículos de :

La hemeroteca del Diario del Alto Aragón y la Bibliotecadigital de Castilla y León