lunes, 4 de diciembre de 2023

INQUISIDOR GENERAL DE ESPAÑA EN LA CASA DE CAMPO ESTADILLANA


 Un nuevo articulo escrito por Ernesto Fernandez-Xesta, que nos sorprenderá completamente. Muchos detalles de la Historia de Estadilla que no debemos perder y desde luego recuperar y contar.

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UN EX INQUISIDOR GENERAL DE ESPAÑA EN LA CASA DE CAMPO ESTADILLANA DE LA TORRECILLA, 1795-1797

La inmensa mayoría de los autores que biografían la vida o estudian la obra del estadillano Ilustrísimo Sr. don Manuel de Abbad y Lasierra, ex Obispo de Ibiza-Formentera, ex Obispo de Astorga, Arzobispo de Selimbria, in partibus infidelium, ex Director de los Reales Estudios de San Isidoro e Inquisidor general de España, vienen a señalar que, una vez que cesó en su último cargo público, en 1794, pasó, desterrado o en voluntario retiro, al Monasterio benedictino de Sopetrán, en Guadalajara, y, desde allí, marchó a Estadilla, donde se recluyó hasta volver a Zaragoza, donde moriría en 1806.

Ya tengo aclarado en varios lugares[1] el hecho de que el prelado estadillano no sólo no fue desterrado a Sopetrán, ni él se retiró voluntariamente a dicho Monasterio; sino que, incluso, desde su cese en 1794, no se le conoce que hubiera ni siquiera pasado por cerca del mismo hasta su muerte, en 1806.

Sí sabemos, y pronto verá la luz (si Dios quiere) un nuevo trabajo mío acerca del tema, que el 24 de agosto de 1794 salió Su Illustríssima de la Corte de Madrid, por un camino de ruedas, en su carroza, y llegó a Zaragoza, a la hora del almuerzo del día 31 del mismo mes y año, parando en la ciudad del Ebro durante unos pocos días, para salir hacia Borja, ciudad a la que llegaría sobre el día 12 de septiembre, y en cuya localidad se mantendría, al menos, hasta el dia 18 de mayo de 1795, en que parte para Zaragoza, donde ya está el 19 de mayo de ese año de 1795[2].

Pero, dentro del propio año 1795, parece que don Manuel de Abbad volvió a su Estadilla natal, en la que estuvo desde ese año de 1795, hasta, al menos, el 21 de marzo de 1798.

Pero ¿dónde se alojó?.

Hay autores que dicen que lo hizo, “evidentemente”, en “su” casa-palacio; pero, como se verá por menor en otras historias de este libro, no pudo alojarse en él, porque El Palacio aún no estaba construido, ni comenzaría a edificarse sino en 1801; y ni siquiera fue nunca “suyo”; aunque es evidente que bien hubiera podido hospedarse en la casa de su hermano Dionisio, que era la que ocupaba el solar en el que pocos años después se construiría la mansión estadillana.

Otros autores, por el contrario, insinúan que el lugar de “apartamiento” del prelado habría sido el “palacio” que había sido construido por el Obispo Francisco Olasso Hipenza (1714-1735) y ampliado por su sucesor, el obispo Gregorio Galindo y Zabaldica (1736-1756), ambos prelados de Lérida y con residencia frecuente en Fonz[3], y situado en los aledaños del Santuario de nuestra Señora de la Carrodilla, en la cercana sierra del mismo nombre; pero no existe prueba alguna que así lo corrobore[4].

Sin embargo, de otros documentos existentes en los archivos familiares, aparece claro el lugar de retiro estadillano; y, al menos, una fecha cercana a la de su salida.

En efecto, si bien el 7 de mayo de 1791, Fray Agustín de Abbad y Lasierra, Obispo de Barbastro, y hermano del ex Inquisidor general, renuncia, por razones que no conocemos, a un acuerdo legal que había alcanzado el 14 de febrero de ese propio año con su hermano Dionisio para comprar a éste una heredad en la partida estadillana de Latorrecilla, por precio de 5.000 libras jaquesas, lo cierto es que, en Estadilla, a 30 de octubre de 1796, Dionisio de Abbad y Lasierra y su esposa María Theresa Marco, 

“Por Quanto: deseando vivamente contribuir al recobro de la salud, descanso y tranquilidad del Ilmo. Sr. don Manuel de Abbad y Lasierra, Arzobispo de Silimbria, nuestro hermano y cuñado respectivo y hemos observado que no haviendo podido recobrarla convaleciendo del insulto que padeció el último mes de abril ni con las Aguas minerales, mudanza de País ni otros remedios que le prescrivieron los médicos, hoy se convalece conocidamente con la residencia y exercicio que le proporciona nuestra cassa de Campo de Torrecilla, sita en términos de dicha villa de Estadilla è imediatamente à ella. [... la] cedemos, enagenamos y transpasamos à y en favor del expresado [...] cuya casa está situada en lo más elevado de dicha posesión extendiéndose esta como à treinta juntas de tierra, comprehendiendo como mil olivos, un Huerto cercado y otras”.

 





    En esta misma escritura aparece la aceptación de don Manuel, el cual señala obligarse

 “… imediatamente que el reverendo Obispo de Astorga nos satisfaga la pensión de seis mil ducados anuales que corren seis años nos está debiendo...”

    También en Estadilla, pero ya a 28 de septiembre de 1797, el arzobispo Manuel Abbad y Lasierra, por medio de apoderado, arrienda la citada heredad de la Torrecilla (excepto el huerto, la casa y las inmediaciones), “… como usufructuario unibersal de la Heredad de Torrecilla que posehe mi Hermano Dn. Dionisio de Abad en el Término de Estadilla”, al vecino de Estadilla Manuel Garreta, por espacio de 4 años, que comenzarán a contar desde el 29 de septiembre de 1797. Es curioso que el arrendador prohíbe expresamente a los arrendatarios cultivar calabazas, melones o cualquier otra futra rastrera


    Asimismo, en la Escritura de Nombramiento de Heredero que Agustín de Abbad y Lasierra, en su nombre y en el de su hermano Manuel de Abbad y Lasierra, realiza en Barbastro, a 28 de mayo de 1801[5], citan una disposición testamentaria conjunta de los dos; dicha escritura pública había sido otorgada 

     “... en la Casa de Campo llamada Latorrecilla sita en los términos de la Villa de Estadilla y en esta Ciudad de Barbastro a los veinte y un dias del mes de Marzo del año pasado de mil setecientos noventa y ocho y por dicho Joaquin Espluga y López, Escrivano real y vecino de dicha Ciudad recivida y testificada ...”

         Así pues, consta documentalmente su residencia, al menos desde el año 1796 hasta, por lo menos, el 21 de marzo de 1798, en esta Heredad, la cual, propiedad actual de parte de los sucesivos herederos y sucesores, se encuentra, todavía, a la izquierda de la carretera que conduce de Binéfar a Estada, y situada en un alto, a unos 2 kilómetros de Estadilla y sobre 1 kilómetro, aproximadamente, de Estada, encima de los Baños y su plana; si bien el edificio, habiendo sido usado como polvorín durante la última contienda civil española de 1936/1939, resultó explosionado y reducido a ruinas, quedando, aún, visibles sus restos…[6]         

        Poco tiempo más debió estar nuestro prelado en Estadilla, puesto que el 28 de junio de 1800 él mismo señala ser, de nuevo, residente en Borja, cuando otorga unos poderes en favor de su sobrino Manuel de Abbad y Monseo; y el 13 de marzo de 1801, al otorgar un poder especial a su hermano, el Obispo Agustín, para nombrar heredero a su también sobrino Dionisio de Abbad y Monseo, señala, también, expresamente, encontrarse residiendo en Borja.

 

 Primera página del manuscrito titulado Cuenta y razón de lo que el Illmo. Sr. D. Manuel de Abad y Lasierra, Arzobispo de Selymbria, lleva gastado desde el día 24 de Agosto de 1794, que salió su Illma. de la Corte de Madrid, hasta el dia 18 de Mayo de 1795 y es lo siguiente.





[1] Ernesto Fernández-Xesta y Vázquez, “Sopetrán (1794-1798) y Estadilla (1795-1798): Dos lugares y dos fechas claves en los últimos años de don Manuel Abbad y Lasierra, Arzobispo de Selimbria”, Colegio de Armas (Boletín interno de la Sociedad Heráldica Española), septiembre-octubre 2001, pp. 29-32; y Ernesto Fernández-Xesta y Vázquez, El Infanzón aragonés…, pp. 304-307 y notas 926 a 929. Asimismo, Ernesto Fernández-Xesta y Vázquez, “¿Desterrado a Sopetrán?. Realidad del itinerario de don Manuel de Abbad y Lasierra tras su renuncia al cargo de Inquisidor General de España”, Revista de la Inquisición, nº 25 (2021), pp. 221-252

[2] Cuenta y razón de lo que el Illustríssimo Señor Don Manuel de Abad y Lasierra, Arzobispo de Selymbria, lleva gastado desde el día 24 de Agosto de 1794 que salió Su Illustríssima de la Corte de Madrid hasta el día 18 de mayo de 1795, y es lo siguiente, manuscrito en el archivo familiar, del que se está preparando un estudio con facsímil.

[3] Esta costumbre de residencia, en temporadas, en Fonz, había sido ya iniciada por el obispo Fray Pedro de Santiago Anglada y Sánchez (1644-1650); véase Fernández-Xesta, “El castillo y la muralla…, pp. 237-259. Curiosamente, el Obispo Pedro de Santiago falleció haciendo visita pastoral a Fonz, en 1650. En Fernández-Xesta, Emblemática en Aragón. La colección de piezas emblemáticas del Archivo-Biblioteca del Barón de Valdeolivos, Madrid, Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogia, El Justicia de Aragón y CECEL, 2014, nº 308, pp. 4’04-405, se señala de él que “Su muerte ocurrió, como digo, el 26 de mayo de 1650, en la localidad de Fonz (Huesca), mientras cursaba una visita pastoral a la misma; y es hecho conocido que residió mucho tiempo en esta villa oscense, hasta el punto de que se llegó a decir que su residencia habitual era su palacio de Fonz, que terminó siendo la sede del Ayuntamiento”.

[4] Gregorio García Ciprés, Linajes de Aragón, Tomo V, núm. 9, de 1 de mayo de 1914, sección de Aragoneses Ilustres, indicaba que donde se había retirado don Manuel de Abbad era al Santuario de Nuestra Señora de la Carrodilla, a unos 3 kilómetros de la Villa, camino del Alto del Buñero, donde, según señala, también, Mariano Badía Buil, Estadilla, cabeza de la Baronía de Castro…, existía desde no mucho antes, una especie de hospedería para ilustres personajes; hospedería que, ciertamente, existía y que, como señala Mosen Bernardo Pueyo, en el verano de 1801 (véase un capitulo más adelante), “A principio del siglo pasado, el Señor Olasso [obispo] de Lérida, la aumentó con una magnífica habitación llam[ada] el Palacio, que habitaba frecuentemente dicho Prelado y su Sucesor, el Señor Galindo; los que, con mucha frecuencia y grande celo, daban ejercicios espirituales a su clero, al de otros Obispados y a seculares en dicho Paraje, por ser proporcionado a este fin. 

 [5] Archivo familiar; se cita y transcribe competo en Fernández-Xesta, El Infanzón aragonés…, documento nº 23, pp. 545-547

[6] Hace relativamente pocos años, a finales de los 1990 o principios de los 2000, mi suegro, Lorenzo Cabrera Fontana, autorizó a Fernando Pueyo Sichar a llevar parte de la piedra derruida de esa casa a Estada, para ayudar a restaurar la iglesia de San Pedro.

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